Por la historia viaja el hombre como un risueño conductor, que, al pasar junto a un accidente, mira, aminora y finalmente acelera hasta el próximo accidente. Así con las guerras. Por más que esta sea la única manera hasta ahora vista de no solucionar ninguna tensión histórica. La indefensión del hombre respecto a la fatalidad de sus acciones es el peor de los estados. ¿ Debilidad o inconsciencia?.
Este risueño conductor se acerca a sabiendas a un cierto accidente. Quizás el suyo.
Jsin.2004
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