En un plano más alto, debes comprender que limpiar tu exterior es mucho más fácil que limpiar tu interior. No te engañes a ti mismo, pensando en limpiar tu interior sin limpiar tu exterior. Si crees, por ejemplo, que el dinero –un símbolo de este mundo- es sucio, siempre puedes lavarte las manos después de haberlo manejado. Pero si tu corazón ha sido conquistado por el deseo del dinero, esto es ya mucho más difícil de limpiar.
El Amor es el Vino
Sheikh Muzaffer Ozak Al-Yerrahi Al-Halveti
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