“Allah se apiade de ti, y te haga vivir una vida tras la que no haya muerte, y te enriquezca con una prosperidad tras la que no haya pobreza, y te obsequie constantemente con dones tras los que no haya privación, y te haga descansar en un alivio tras el que no haya sufrimiento, y te haga disfrutar de un placer tras el que no haya miseria, y te conceda un saber tras el que no haya ignorancia, y te bendiga con una paz tras la que no haya miedo, y te haga feliz y no conozcas la desgracia, y te ensalce y no te humille, y te acerque a Sí y no te aleje, y te eleve y no te rebaje, y te ensalce y no te desprecie, y te purifique y no te contamine”.
Sidi Abdelqader al-Yilani
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