martes, mayo 22, 2007

Don Quijote urbanita.

Vivo encajonado entre hormigón. Veo el sol reflejado en edificios de cristal y aluminio.
Atravieso la ciudad en metro, y salgo de la tierra como un gusano sin aire. Cuando un señor con sombrero se enciende, cruzo la calle.

Caminas entre gente y te cruzas con personas. No se saludan, ¿será que no se conocen?. Normalmente quienes se conocen charlan, pero quien no se conoce al menos debería desearse los buenos días. ¿ Una ciudad parada por saludos corteses, apretones de manos, sonrisas,besos casuales...?

En el metro la gente se pasaría dos o tres estaciones charlando. Llegarían tarde al trabajo. En las colas de ventanilla papelería, los primeros hablarían con los últimos, y se cedería el paso segun fuera necesario. La policía municipal dando limosnas a quienes deberían asustar y los curas abriendo los portones de sus basílicas a los que no tienen techo, ni camara fotografica.

Y, ¿ qué me decís de esos bares de camarero con pajarita tranformados en tabernas y tabernaculos, lugares de ágape, templos divinos. Los hoteles, grandes fondas para el peregrino, siempre hambriento y sin un real.

¿ Y los bancos?, ¿qué pasa con los bancos?
.- Los bancos amigo Sancho no son tales, que son molinos.


jxn

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