Soy un hueso de aceituno
nunca acierto de número
porque nunca voy de tuno
Soy un hueso nada más
pero apritame y verás...
saltaré hasta las estrellas
hasta el núnca jamás.
Porque a estos cardos de barrio
a esta clase de poetas
es mejor si no les conoces
es mejor que no te metas
escriben ostia con hache
y de ahí
no hay dios que los agache.
Son un racimo de uvas pasas
nunca soportan sus ansias
Y yo soy el hueso, recuerda el absurdo
así entenderás mi mundo
podre escribir palabras sucias
pero de lengua lavada
en el jabón de tu cuerpo.
nunca acierto de número
porque nunca voy de tuno
Soy un hueso nada más
pero apritame y verás...
saltaré hasta las estrellas
hasta el núnca jamás.
Porque a estos cardos de barrio
a esta clase de poetas
es mejor si no les conoces
es mejor que no te metas
escriben ostia con hache
y de ahí
no hay dios que los agache.
Son un racimo de uvas pasas
nunca soportan sus ansias
Y yo soy el hueso, recuerda el absurdo
así entenderás mi mundo
podre escribir palabras sucias
pero de lengua lavada
en el jabón de tu cuerpo.
jsin
1 comentario:
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Me basta así
Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
( a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y ese sabor fuese
igual al tuyo,o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreir,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico,pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para querert tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavia
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mi mismo,
recuperas y salvas, muevas, dejas
abandonado cuando - luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.)
una duna...
agosto de 2005
Publicar un comentario