domingo, mayo 22, 2005

Vino Blanco

Conozco el caso de un jadim ( criado y aprendiz) de un diwan fecuentado por sheijs de todo el Oriente y grandes demostraciones de la Presencia. Pero el criado, ya viejo para ser alumno, nada aprendió en aquellas maravillosas reuniones.

Su sheij siempre le daba unas monedas y le mandaba al zoco con cualquier excusa. El jadim, obediente marchaba al mercado y cumplía con su maestro. Pero a la vuelta, siempre se paraba junto al muro blanqueado de un patio. Siempre entraba y se sentaba a escuchar el correr del agua y a cientos de gorriones nervioseando entre las enredaderas. Fuera mala la fortuna, que aquel patio resultara ser una taberna, y el jadim cuando era preguntado, sonreia y asentia mientras le volvian a llenar su jarra de vino blanco andalusí.

Al llegar al cenobio, el maestro, harto de escuchar discursos sobre el tawhid, siempre le decía con cariño:
.- al jadim, no me cuentes nada. Sólo lo que te han dicho los gorriones.

al jadim MMV

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