¡ Ay, mi Córdoba mora!
que robas el alma
y el corazón enamoras.
Entre laberintos de callejas blancas
en tus dédalos de cal,
a la sombra de los patios
los claveles me sonríen.
que robas el alma
y el corazón enamoras.
Entre laberintos de callejas blancas
en tus dédalos de cal,
a la sombra de los patios
los claveles me sonríen.
El alma me rompes, porque el alma se deja
entre las columnas de la Aljama,
en el vacío lleno de santidad.
Camino y me detengo frente al mirhab
entre tus arcos, volutas y nubes de ladrillo.
¡ Dios es grande! Proclaman letras doradas.
Y en esta mezquita se sabe.
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