Como yo, tú conoces el sabroso dolor,
de ti dicen también: " Es un hombre raro"
Yo ya iba a morir. Y en mi alma anhelante
el horror y el deseo eran como un mal único;
esperanza y angustia, sin sentirme rebelde.
Cuando se iba vaciando la clepsidra fatal,
más gozosa y más áspera mi tortura se hacía;
y sentí el corazón desgajarse del mundo.
Era un niño que espera la función con mil ansias,
que está odiando el telón como se odia un obstaculo...
Y por fín se mostró la verdad sin disfraces:
me encontraba ya muerto sin sorpresa, y la aurora
la envolvia terrible...¿ Era aquello tan sólo?
Ya no había telón y yo aún esperaba.
Budelaire
Las flores del mal. CXXV
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